lunes, 22 de abril de 2013

DISCURSO A LOS QUITEÑOS


30 de noviembre de 1791

En el acto de inauguración de la “Sociedad Patriótica de Amigos del País”, Eugenio Espejo proclama el Discurso a los Quiteños.

Señores:

Al hablar de un establecimiento que tanto dignifica a la razón, no será mi lánguida voz la que se oiga. Será aquella majestuosa (la vuestra digo), articulada con los acentos de la humanidad. Si es así, señores, permitid que hoy hable yo. Que sin manifestar mi nombre, coloque el vuestro en los fastos de la gloria quitense y le consagre a la inmortalidad. Que sea yo el órgano por donde fluyan al común de nuestros patricios, las noticias preciosas de nuestra próxima felicidad.

Sí, señores, este mismo permiso hará ver todo lo que el resto del mundo no se atreve todavía a creer de vosotros, esto es, que haya sublimidad en vuestros genios, nobleza en vuestros talentos, sentimientos en vuestro corazón y heroicidad en vuestros hechos...

Vais, señores, a formar una Sociedad Literaria y Económica. Vais a reunir en un sólo punto las luces y los talentos. Vais a contribuir al bien de la Patria con los socorros del espíritu y del corazón. En una palabra, vais a sacrificar a la grandeza del Estado, al servicio del Rey, a la utilidad pública y vuestra, aquellas facultades con que en todos sentidos os enriqueció la providencia.

Vuestra sociedad admite varios objetos. Quiero decir, que vosotros, por diversos caminos, sois capaces de llenar aquellas funciones a que os inclinare el gusto u os arrastre el talento: Las ciencias y las artes, la agricultura y el comercio, la economía y la política no han de estar lejos de la esfera de vuestros conocimientos. Al contrario, cada una, lo diré así, ha de ser la que sirva de materia a vuestras indagaciones y cada una de ellas exige su mejor constitución del esmero con que os apliquéis a su prosperidad u aumento.

El genio quiteño lo abraza todo, todo lo penetra, a todo alcanza. ¿Veis señores, aquellos infelices artesanos que agobiados con el peso de su miseria se congregan las tardes en las “cuatro esquinas” a vender los efectos de su industria y su labor? Pues allí, el pintor el farolero; el herrero y el sombrerero; el franguero y el escultor; el latonero y el zapatero; el omniscio y universal artista presentan a vuestros ojos preciosidades, o ¿la frecuencia de verlas nos induce a la injusticia de no admirarlas? Familiarizados con la hermosura y la delicadeza de sus artefactos no nos dignamos siquiera a prestar un tibio elogio a la energía de sus manos, al numen de invención que preside en sus espíritus, a la abundancia de genio que enciende y anima su fantasía. Todos y cada uno de ellos, sin lápiz, sin buril, sin compás, en una palabra, sin sus respectivos instrumentos, iguala sin saberlo a veces aventaja al europeo industrioso de Roma, Milán, Bruselas, Dublín, Amsterdam, Venecia, París y Londres.

Lejos del aparato en su línea magnifico de un taller bien equipado, de una oficina bien proveída, de un obrador ostentoso que mantiene el flamenco, el francés y el italiano... el quiteño, en el ángulo estrecho y casi cegado a la luz de una mala tienda, perfecciona sus obras en silencio y, como el formarlas ha costado poco a la valentía de su imaginación y a la docilidad y destreza de sus manos, no hace vanidad de haberlas hecho...

Este es el quiteño nacido en la oscuridad, educado en la desdicha y destinado a vivir de su trabajo. ¿Qué será el quiteño de nacimiento, de comodidad, educación, costumbres y de letras...?
Los días de la razón, de la monarquía y del evangelio han venido a rayar en este horizonte...

Quiteños, sed felices ¡Quiteños, lograd vuestra frente a vuestro turno! Quiteños, sed los dispensadores del buen gusto, de las Artes y de las Ciencias.



domingo, 28 de octubre de 2012

Coprofilia





”¡Interno Espinosa!, la señora del 2 tiene constipación”. Esa era la frase, la indicación, y la experiencia. Entro al cubículo y empieza la interrogación a la paciente que, con solo verla, ya se esperaba un solo final. 


Quito, cuarto de emergencias, domingo a las 8 de la noche, una señora de 60 años en una camilla con una barriga enorme, cara de dolor con pujo, y …constipación. “¿Cómo está señora? ¿Cuénteme qué le pasa?”: Ah, es que no puede cagar desde hace 8 días. OCHO días. La radiografía ya había mostrado que heces había en todo el trayecto de su dilatado intestino, y que al final del trayecto había un ovillo enorme de mierda compactada, un cacoma. Así que el trabajo era fácil y simple, desimpactar el cacoma. Ese es el nombre mismo del procedimiento, desimpactación fecal. Resulta que cuando uno tiene la mala suerte de que tus tripas ya no tengan las agallas de poder expulsar la mierda, se seca ya hacia la puerta de salida, y se endurece. Entonces más mierda que va llegando desde la boca se va pegando y se va secando, y se forma una bola seca, que ya no puede caber por el diámetro del orto y no va a salir cómoda y placenteramente como en el dispensador de un cagante feliz.

“Señora mía…” y créanme que le tenía pena. “…ya regreso, vamos a tener que … mmm...” cómo explico esto de una forma fácil. No, esto en verdad es muy fácil de entender; cómo explico esto de una forma conciliadora. No había manera, así que fui directo. “Tendré que meter mi dedo y ayudarle a quitar ese tapón, después el trabajo y el placer de vaciarse por fin en una semana, es todo suyo.” ¡Qué bien conciliado! 
Salgo y me pongo encima 10 guantes en la mano derecha, uno en la izquierda, una mascarilla, y una botellita de lubricante que solo sería usado en el primer intento, luego ya estoy seguro que no haría falta. Alguna gente se pone batas, gafas y gorro para una desimpactación fecal. Pero algunos no, yo no. Ella lo iba a pasar peor que yo, y es lo suficientemente extraño ya que un tipejo que recién conoces te vaya a “ayudar a quitar ese tapón” como para que encima entre disfrazado como si fuera algo tóxico o peligroso. Entré como para darle la intención de que lo hago sin la menor duda, vacilación, desconfianza o asco. Eso sobre todo, tengo que demostrarle, con la ayuda de algún sentimiento coprofílico fetichista propio de cada persona, que lo hago sin asco, y si es posible, ¡hasta con gusto!

“Póngase de lado por favor como le expliqué”. Lubrique el dedo, abra la voluptuosa nalga y dele. Sentí inmediatamente al culpable. Tuve que escarbar un poco para poder partirlo en dos partes, y luego solo ir moviendo el dedo en círculos, en medio de quejidos lastimeros, o por lo menos quejidos de no saber qué carajos se está sintiendo. Al mover el dedo en círculos, de adelante a tras, de un lado al otro, aplastar pedacitos contra las paredes para que se disuelvan, y tantos otros movimientos improvisados como quien disuelve las bolas de cerelac en un vaso de leche, se provocó ya una pequeña salida de lo que venía detrás. Pero bueno, ya está un poco suelto, ahora hay que sacar un poco. Saco el dedo y botó el primer guante al basurero. Para esto ya empezó a salir un líquido espeso y grumoso y la respiración de la víctima seguía muy acelerada. 
Entra de nuevo el segundo dedo, ya lubricado por este líquido cada vez más abundante, y ahora ya no tiene que desimpactar, agarró lo que puedo con el dedo hecho gancho y lo saco de un movimiento. No esperaba que al ya causar un alivio en la presión de la mierda de atrás, y de los tantos enemas que intentar vaciarlo, saldría un chorro de mierda líquida disparado fuera de la camilla, rozó mi desnudo brazo y cayó sonora y estrepitosamente al piso acompañado de un “AAAHHHHGGGG!!!” que hasta ahora no logro saber si fue o no un grito de alivio. Se escucharon risas fuera de la cortina, de unos cabrones que sabían a lo que entré y se imaginaban lo peor. Pues bueno, me saco el segundo guante y lo boto al basurero con los trozos que logró sacar. No me limpio el brazo, estoy trabajando con mierda, y que la mierda haga contacto de semejante forma es casi un privilegio. 
Entra de nuevo y se repite el proceso, aunque ya no sale ese maldito chisguetazo. Lo que sea que me mantiene haciendo esto con sorprendente destreza también ha logrado hacer que no asome por mi cara esbozo de asco, mueca alguna o pensamiento siquiera de que lo que estoy haciendo es algo repulsivo. Estoy sacando la mierda del trasero de una pobre mujer que no puede hacerlo por sí misma, ¡¡carajo, hasta hago que salga a chorros!! Vuelvo y boto el guante y lo hago hasta terminar con los 10 guantes con los que entré, 9 por supuesto, uno quedó puesto para tener la decencia de pegarle una limpiadita a la doña con pañitos de agua y decirle que ahora vaya al baño y tenga un momento a solas con su intestino y se exorcice de ese dragón de mierda que lleva dentro.

Momentos después sale del baño una mujer que por fin no camina encorvada, con la boca y todos los músculos de la cara agotados de tanto fruncir, y me dice casi contenta “venga a ver doctor, realmente cree que haya más?” El asqueado residente que está al lado mío se ríe y me dice “realmente quiere que vayas a ver, jajaja”, asumiendo que yo no quiero ir a ver. ¿Cómo me voy a perder eso? Yo lo saqué con la mano, es prácticamente obra mía. Entro al baño con sonrisa casi orgullosa dedicada a las sorprendidas enfermeras que jamás habían visto a un interno realizar una desimpactación con tanto placer y entré a mirar un escusado café. Desde el fondo hasta casi la tapa, y solo admiré una montaña de mierda que podría describir como asombrosa. 
Salí y le dije de frente a la exorcizada “probablemente señora, probablemente”.
 
Mandrake

(transcripción del original "MADRUGADAS" http://escritosdeinsomnio.blogspot.com/2010/06)/coprofilia.html)

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Los Espirales Del Mundo




Los tiempos pasan y vuelan
Sin alteraciones mayores y minúsculas menores
Girar contrasentido adquiere
Misteriosamente valga decir
Un sentido más claro que girar a favor de los huracanes
Los espirales del mundo te fortalecen cuando te encuentras en contrasentido.

En esto pensaba Julio cuando subía las gradas aquel lunes por la mañana, con la mirada perdida en el vacío y los pies siguiendo con inercia los caminos tantas veces pisados. Increíble pensar que son ya cinco años desde que empezó a trabajar en esa oficina.
Los tiempos pasan y vuelan. Por momentos estuvo seguro que se encontraba en intensos tiempos de cambio, pero aquella idea desaparecía velozmente al menor análisis. Todo seguía igual. Se estaba adaptando a la desidia, al absurdo, a la rutina.

¡Qué horrorosa situación esa de “adaptarse”!, porque lo que en verdad quiere decir es que se había resignado. Todas las emociones que él creía honestas y duraderas se habían desvanecido tan sutilmente en cuanto dejó de prestarles atención. Se había descuidado por un pestañeo y se vio atrapado sin saber cómo ni por qué. Le parecía increíble haber caído tan ridículamente. Se sentía vencido, derrotado, pescado.

Ah sí, porque recordaba aquellos días en que vivía de las emociones y no de las rutinas. Aquellos días en que sus taquicardias le hablaban de cuestiones superiores, hermosas, sublimes. Se sentía espectacularmente vivo al pensar que existían inagotables recursos de conocimiento y de sensaciones en su cuerpo y espíritu. Tantas cosas por conocer, tantas cosas por hacer. Aburrirse era algo completamente estúpido. Consideraba en aquellos tiempos que los que se aburrían, los que bostezan, los que se adaptan (se resignan); no eran de su misma especie.

“Solo unos pocos meses” le habían dicho. Sus planes futuros estaban ahí en sus narices, tan claros y firmes que “unos pocos meses” no eran una amenaza. Mientras abría la puerta y se sentaba a prender la computadora se dijo a sí mismo que las motivaciones que le metieron en este zaguán obscuro y unidireccional ya no importaban, es más, ni siquiera las recordaba. En este punto, mientras abría el correo para ver qué casos debía entrevistar e informar para esta semana, ya no eran relevantes las causas de su encierro. Era hora de empezar a pensar los mecanismos para su liberación.

Apartó la vista del computador al sentir esta revolucionaria idea como un baldazo. Desde el fondo de algún lugar obscuro dentro de su pecho, algo le habló. Escuchó a su taquicardia. Como hace muchos años, cuando vivir le gustaba. Siempre que el corazón suelta una taquicardia es porque hay que escucharlo. Se dio cuenta de que recién este día lunes, luego de todos estos cientos de días de absurda resignación, había empezado a considerar seriamente liberarse de aquel encierro voluntario.

No existe una cárcel más infalible que aquella escogida por su recluso, y Julio se había acomodado en su cotidiana celda como gato en borde de ventana. Cómodo con el calor a través del vidrio que lo protege de aquella fastidiosa brisa, tranquilo a sabiendas que su plato de comida está lleno, el agua fresca, y que la cagada que acaba de enterrar en la esquina será limpiada esa misma noche cuando lleguen sus amos. Pero a diferencia del gato, a Julio le parece imposible salir de su rutina y escapar hacia los campos. Eso traería consecuencias sociales que hasta hoy, hasta este increíble día lunes, le habían parecido infranqueables.

Pensando en sus incongruencias se encontraba cuando sonó el teléfono, la directora de recursos humanos le necesitaba en su oficina. Entonces, con la tranquilidad de un cirujano diestro que cercena una pared abdominal para salvar la vida a un infeliz, sacó su pipa del último cajón, la rellenó con la mango que guardaba en su escritorio, la encendió y le pegó una gran jalada que contuvo unos segundos, exhaló por la ventana. Dejó la ventana abierta y guardó las cosas, se quedó unos instantes de pie y bostezó con intensidad, para luego salir caminando con calma hacia la oficina en el fondo del pasillo.


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Psychic Energy System - Alex Grey

domingo, 26 de agosto de 2012

el hombre pez y el carcomido creciente




Ya llevaba un tiempo encaramado en su cucho cuando el futuro pez llegó al hueco que se encontraba bajo el suyo. –Oye, asómate, te ofrezco un poco de cannabis-. Eso fue suficiente para tramar una simbiosis. Si el de abajo era un futuro pez, ¿qué era él? No importa, vamos a decir que era simplemente un “interno”. Ambos se encontraban tan distintos y el azar de ambos fue tan similar que las diferencias no importaron. 

El pez, todavía no se veía como un pez, se lo sentía como un humano con anhelos marinos, con deseos de sumergirse. El otro era un interno hecho y derecho, humano como siempre, humano demasiado humano. Este interno también tenía anhelos de transformación, con continuos e irrefrenables deseos del salto. Quizá era aquello lo que los unía, esa incomprensible pulsión por la transformación. El interno tenía miedo, miedo del pez. Veía a este vecino de abajo como algo inexplicable, alguien que jamás podría comprender su propia transformación; y quizá el pez veía a aquel interno como un ente enteramente transformado, que no necesitaba de los tragos y de las vivencias. 

Nada de esto impidió que la transformación en conjunto ocurra. Las primeras reuniones entre el interno y el pez fueron casi frías, primero porque el interno se daba cuenta que el pez no era todavía un pez, aunque éste lo afirmaba; y el pez se daba cuenta que este interno no era únicamente un interno, aunque éste sabía que no era un interno completo. El uno queriendo dejar de ser lo que había sido por siete años y el otro queriendo transformarse en sus sueños. 

El interno había pasado meses observando a las paredes en silencio, con la certeza de que abajo no habría nunca nadie y que no encontraría en el futuro cercano, a un lego con quien compartir sus divagaciones científicas. Nunca supo porque dejó que su frialdad se vaya calentando con la presencia del pez. Poco a poco surgieron las conversaciones de inmunología teórica, los conceptos de filosofía existencial, su obsesión con el salto, sus vehementes críticas a su propia profesión, tan ajena al pez y quizá por eso mejor comprendidas, y tantos otros ladrillazos lanzados en noches de neblina y soledad. El pez hablaba de la psicomagia, de la emputante doble vida de los jingles, su obsesión con lo obscuro y lo religioso, experiencias psicotrópicas incomprensibles para el interno y su admirable certeza de que algún día sería un pez completo, todo esto a la luz de una vela raquítica y con los ojos empañados de sangre. 

Siguieron las noches mientras el interno y el pez confabulaban en secreto una extraña asociación que ni ellos mismos fueron conscientes hasta una noche de tragos y despedidas, años después. El pez poco a poco se daba cuenta que el interno no era tan parecido a otros internos, lo veía igual de trastornado que él, que todos. El interno miraba como de a poco empezaban a salir escamas al pez, sus manos humanas se transformaban en psicodélicas aletas, sus tatuajes en agallas, su mundo en agua… la transformación de ambos estaba progresiva y sutilmente en proceso.

Para todo esto pensaba el interno, el pez se está convirtiendo en pez, ¿y yo, qué soy? No había mucho de que pensar, sus noches juntos le habían confirmado de una vez por todas que por lo menos ya no era un interno. Siempre ha sido una idea repetida a lo largo de la vida del interno de estar más seguro de lo que no se es que de lo que es. Recibiendo la fuerza de aquel ser mezclado entre hombre y pez, el otro dejó de autodenominarse “interno”. Si bien este no sabe como llamarse, desde ahora lo llamaremos un creciente, un carcomido creciente. 

Este carcomido llegó al clímax de su crescendo cuando pudo fusionarse con ella. Con ella su transformación tomó un giro decisivo. Seguro de no dejar de transformarse nunca, esta fusión marcó el inicio de una nueva etapa. Había dejado, en conjunto con aquel pez, esa identidad de interno sepultada con dos tiros en los temporales. Al reconocer aquella muerte, la muerte del interno, el creciente carcomido no podía hablar de música o de peces sin pensar en aquel transformado cetáceo, tan fundamental en el asesinato de aquel repugnante personaje nativo de los hospitales y de los dogmas. 

El futuro de los dados anochecerá sobre ambos, alguna noche, y los encontrará bajo la misma oscura luz, quizá en un hueco similar al que compartieron. Por ahora el hombre-pez se lanza a sumergirse en su medio y el carcomido creciente salta a las consecuencias de sus decisiones; pero ambos conocen que ellos, aquellos extraños seres metamorfoseados por culpa mutua, fueron forjados sobre las mismas tablas, de tal manera que aunque el uno se encuentre surcando entre las olas de algún río sureño y el otro en los trances de la tierra en sus manos, los dos son creación de aquella simbiosis formada entre canábica y felina compañía. 


 

domingo, 12 de agosto de 2012

"el pavimento, el frío" por A.J.


La ecología entre los jaguares se ha desbalanceado

El río cambia de cauce

Pero entre mordida y mordida existe un silencio brutal

Que recorre las venas del hombre, buscando ser

Ser, un tono, una nota, un color, un pedo

Qué tal si no eres

¿Sos?

El sos y el soy duelen,

el soy vuela 5m y cae violentamente sobre el pavimento

es un ave del paraíso que se estrella contra un granada colgante

esta es la traición

la traición es el peso más pesado que cuelga de nuestros cuellos

Las alas se vuelven vagas, se rompen. Salen otras, mutadas. El cuello se rompe, sale
otro.

Somos unas gallinas reptilianas con ultracerebros

Por eso nada es más recóndito que una mente enfrascada en la soledad

El ojo se vuelve oscuro como un cuervo,

un agujero vacío entre bolsas de fría piel colgante, muerta

No importa, porque todo es temporal

Esa es la única constante, y el azar.

El número 108

Un pistón

Un rayo

Lo difícil es a veces caminar en 3 patas, pero me las arreglo

la cola siempre es un balance extra, y aunque te la corten los hijueputas

siempre tendrás tu cola metafísica, aquella que no te quita ni el Diablo

Todo se oxida

Es lo chévere lo único que perdura, el resto se oxida

Hacia un rojo cáustico, polvoriento, eterno

Pero las cosas van más allá. Y eso es lo que me atrae.

Me atrae la muerte, la oscuridad del ojo, el misterio de cruzar el umbral

Me da miedo morir, pero me parece que la muerte es pura, es verdadera, como la vida

El nacimiento…te prepara hacia la muerte. Que cliché! Pero es cierto.

Por eso es ser cuerdo, y tener la cabeza en el suelo y los pies en el cielo

me he dado cuenta también de que mi único vínculo con la “realidad” es un sentido de
vocación, la tierra

y mi familia,

de sangre o éter, de colores intercambiados en la piel, en el alma

el resto es un profundo mar de lodo, un horizonte monótono

laberintos de sótanos y alcantarillas,

el pavimento, el frío.

(Adrián Jaramillo)

martes, 10 de julio de 2012

Viajes en moscas de plata



Yo soy hijo de príncipe Jasón, yo tan.
De Tacunga, de Jambato, del Yanuncahay soy, somos.
De Guayas y Quil, de Loxa, de Kito kon K, somos, soy.
Dueño de fotos, de humo, de nada era, fui, soy.
Sufrí, sufro las marcas de mi mixtura.
Democracia cristiana, democracia de mierda, me castró los sueños,
me desempleó, me desapareció, me desaparece.
Torturado fui en colegios fiscales,
en oficinas del sic, en juntas bancarias, torturado soy.
En nombre del padre enseñé mentiras alfabetizadoras a los abuelos,
vendí enciclopedias y maté piruanos en la frontera, matamos.
Empleo fijo, respeto, esperanza no tuve, no tengo.
Mujer mía, marido mío, guaguas míos, nuestros dejé, dejo,
en parroquia volcánica, en recinto marino, en caserío de selva.
Por ellos embarqué, embarco, en submarino, en mosca de plata.
Por ellos me ofrecí, me ofrezco,
como tributo de carne, de huesos, de pena, a las maquinarias del imperio.
Por ellos, nunca por mí.
Curas enseñaron que pecado era cuidar de mí.
Pastores predestinaron que yo era, que yo soy animal de sacrificio
para que guaguas, para que mujer, para que marido tengan lo que yo nunca tuve, futuro.
Soy el peor hijo del Ecuador, yo tan.
Desarraigado fui, soy.
Estadística nomás, ingreso per cápita, porcetaje ausente, expediente perido…
grito ahogado en la oscuridad.
De ti nací y a ti volveré, vuelvo, alcohólico vientre amado.


Medea llama por cobrar - Peky Andino
Fragmentos de Medea - Sal y Mileto
Medea llama por cobrar - Peky Andino

lunes, 18 de junio de 2012

singularidades

http://www.chandra.cfa.harvard.edu/photo/2009/crab/crab.jpg



Pensamientos venideros
Ideas no paridas
Donde salen los paridos
Padrinos de los destinos
Mis futuros son plurales
Pues en cuestiones de destinos
El alma que apunta al singular es inerte
A las plurales no les vence la muerte

El destino es plural quizá solo temporalmente
Es plural mientras se forja en la mente
Pero la mente miente mientras maniquea
Para que la víctima se distraiga y solo vea
Impotente el pasar del presente
Que inevitablemente, quizá con intenciones de sobrevivientes
Como la estupidez y la vanidad
A su destino reducen a un singular.
http://www.chandra.cfa.harvard.edu/

sábado, 3 de marzo de 2012

Reflección a través de la pared



Carcomido entre surcos y dolores
Aquella frase tan extrañamente familiar en mí
No tengo idea de porqué
Días como hoy en los que no hay explicación para la tristeza
Solo se la encuentra
Solo se la siente
Solo se la siente
Felicidad es una búsqueda eterna
Y por búsqueda se sobrentiende que no se encuentra
Que no está
 Además si es eterna, entonces significa que no llegará
¿No existe?
¿Por qué puse signos de interrogación en “no existe”?
Será por la esperanza
Por la absurda esperanza
De que lleguen conceptos, ideas, o premoniciones de que puedo alcanzarla
Quizá puedo engañarme a decir que la he encontrado
Como tantas personas lo hacen
No
No existe la felicidad como sentimiento puro
Existen alivios de la amargura
Son esos alivios los que se confunden con destellos de felicidad
Pero siguen siendo solo parches
Baches de esperanza que dan augurios de algo mejor
Todo tiempo pasado fue mejor
Esa frase es consecuencia de la falaz memoria humana
De lo fácil que es engañarse a uno mismo
Supongo que con esto trato de decir que lo que busco es la verdad
El ser consecuente
El no engañarse
¿Por qué?
Quizá sea mejor engañarse
Pero esa considero que es mi naturaleza
No voy a ser tan ingenuo como para decir que esa es la naturaleza humana
Pero mi naturaleza es buscar la verdad
Siento que la verdad me tranquiliza
Tranquilidad
Por fin la cadena de pensamiento me ha llevado a donde quería
No busco la felicidad
Ni busco los alivios de la tristeza
Tampoco busco puramente la verdad
La utilizo como mecanismo para encontrar
Como se la quiera definir
A la tranquilidad….

Pero entonces existe la posibilidad de que la verdad no sea tranquilizadora!!!!
Nicotina, y mirar a la pared…

martes, 7 de febrero de 2012

La Ausencia del Inicio



http://www.astronavegador.com/
 
La vida de las masas
Se acurruca entre las casas,
caminando por las calles
no ve hechos ni verdades
solo salta entre momentos
escapando de tormentos,
sin ver que el sufrimiento
es la vida, es la muerte, es el tiempo.

Debo acudir a mi vida
Debo presenciar tal acontecimiento
Aunque no me doy cuenta de que empieza
Está más cerca del fin que de su inicio
Callar es lo oportuno
Cuanto el sueño no es taciturno
El insomnio es beneficio
La tristeza
Ahh la tristeza
Es un comienzo.

Saltar entre los montes
Entre los techos
Saltar
Poco a poco se desvanece la necesidad
Pero el salto sigue siendo
la gran opción a mi malestar.

La ternura toma forma
Cuando pienso en mis agallas
Pero se derrite del pánico
Cuando veo que el tiempo se siente timpánico
Vacío por dentro, parece
Lleno de angustia, solo crece
Está hinchado el tiempo
Y al percutirlo no me deja
Sentir su vacío que es lo que me aqueja

¿Dónde está la tranquilidad?
¿A quién debo preguntar por mi vitalidad?
¿Cuál es responsable de toda la banalidad?
¿Acaso soy yo el único que sufre con esta tenacidad?
¿Terminar con esta farsa?
¿O continuar sintiéndola por su ausencia, a la tranquilidad?

No está aquí
Nadie debe saber
Todos se agrupan en enjambres vacíos
Todos sufren en sus poliédricas prisiones
Alguien pronto inundará las colmenas
Pero no veremos venir el fin, sino la ausencia del inicio.

viernes, 3 de febrero de 2012

Los Callados




Callo cuando veo
La calamidad en todo vuelo
Estamos cagados
Desde la coronilla arremeten los callados
Son los que miran
Los que solo escuchan
Quienes asoman la vista
A los demás enterrados
Hay que morder la lengua
Pues la mierda está en ella
Cuando no se pronuncia
Puede surgir la autentica astucia
Las acciones de los callados
Mantienen a la calamidad sosegada
Pues en más de uno he presenciado
Quienes no gastan idioma
Que la honestidad siembra y aflora
Y sus calamidades entonces surgen
Como placeres depravados
Para reírse de los no callados.